En la obra de Micol Cornali, el cuerpo y la naturaleza no aparecen como ámbitos separados, sino como una misma estructura en transformación. Su investigación parte del oficio de la anatomía clásica: un trabajo preciso sobre la forma humana, su peso, su gesto y sus tensiones internas. Ese rigor se desplaza luego hacia un territorio donde la materia viva y la materia humana se cruzan y se modifican mutuamente.

Desde la escultura figurativa, Cornali reconstruye el cuerpo con oficio y exactitud. A partir de ahí integra flores secas, raíces, pigmentos y materiales del entorno inmediato como extensiones de la forma. No funcionan como adornos, sino como agentes que intervienen el cuerpo y lo obligan a abrirse. De ese cruce surge el sentido de esta exposición, Corpo e Radici: un diálogo donde el cuerpo se entiende como materia enraizada, atravesada por fuerzas que lo sostienen, lo transforman y lo devuelven a su origen.

Durante su residencia en el CRIA, esta búsqueda se expandió desde la experimentación técnica. Cornali trabajó con resina, barro, madera, fibras vegetales y raíces locales para estudiar cómo cada material reacciona entre sí. El CRIA funcionó como laboratorio, y las piezas reunidas aquí —cabezas, bocas, manos y torsos— nacen de ese proceso. Son cuerpos que se transforman al contacto con sus raíces materiales; obras donde la forma no domina a la materia, sino que negocia con ella.

El resultado es un trabajo que entiende el mundo como un tejido común: un recordatorio de que venimos de la tierra, que estamos hechos de ella y que inevitablemente regresamos a ella.

CRIA Tigre, Ensenada, 2025